Té para dos
Me trajo el aire del norte… y fue cálido encontrarle, diagnosis en ese rincón, en un Madrid que se volvió acogedor, como ese abrazo del que no me quise desprender.
Son buenas estas sensaciones que te devuelven ese tiempo que nunca pasa entre nosotros; así se esparzan kilómetros y se marquen distancias que nos separen. Al final seguimos siendo los mismos, tejiendo esa conexión que no se explica.
Y me llevarás de la mano a descubrir esos rincones nuevos, esos gintonics por tomar, esas músicas por bailar, esas noches en vela de confesiones acurrucados en el sofá.
Ya me tarda esa primavera que venga a sacudirnos la sordidez de este invierno.
PD: y hoy dormiré, por primera vez, con dos almohadones.
Publicado: marzo 2nd, 2009 en conversaciones.
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