Desde la butaca me siento pequeña. En la oscuridad nadie puede percibir los gestos de los espectadores, ampoule las muecas de dolor, prescription las risas, buy el llanto contenido, las sonrisas que traspasan la pantalla y se encuentran cómplices en la sala. Nadie se dará cuenta de cómo la realidad que está proyectada se traslada a cada uno de los que nos sentamos, inmóviles asistentes a las historias.

Desde aquí me asaltan las preguntas; preguntas que dejan de tener sentido, probablemente, en vidas que no son las nuestras. ¿Qué quieres ser de mayor? Hemos crecido soñando con profesiones que admirábamos, que nos atraían. Pero cuando uno contempla las imágenes del documental “Los Herederos” esa pregunta late con fuerza y sin sentido. ¿Con qué sueñan estos niños?¿se plantean qué les deparará el futuro, qué esperan de él estos hijos, nietos, sobrinos?

Apenas hacen falta las palabras, apenas las hay en la cinta. Se echan en falta las risas en un documental protagonizado por niños. La realidad es otra, la que nos pilla de lejos, pero que existe. Ellos, pequeños dueños de la historia que Eugenio Polgovsky nos cuenta, se convierten en los portadores no de la tradición, sino del trabajo. De manera hasta natural se ven involucrados en tareas que naturalmente no son para ellos. El juego desaparece convertido en responsabilidad: tejer, cortar leña, fabricar ladrillos a mano, tallar y pintar la madera de esos souvenirs que luego nosotros compraremos; acarrear agua, recolectar tomates o pimientos; arrastrar, levantar y trasladar pesos impropios, excesivos, que hasta duele al verlos desde fuera.

La lucha por la supervivencia en los poblados aislados del campo mexicano lleva a estos niños no sólo a “heredar las herramientas y técnicas de sus ancestros, sino también la miseria. Generación tras generación permanecen cautivos en un ciclo de pobreza heredada”. Tal vez no se planteen que haya otras formas de vida mejores….o no las conozcan; tal vez al no tener opciones, no se formulen ni la pregunta; tal vez han asumido que les tocó esa cara de la moneda… tal vez nunca soñaron.

Lo cierto es que a través de las imágenes de Polgovsky, del testigo cercano de las vidas de esos pequeños protagonistas, la conciencia se remueve; se remueven los cimientos, y se sale con las ganas de dar las gracias porque a uno le tocó nacer en esta parte del mundo; porque tuvimos la suerte de tener lo que otros no tienen: una infancia.

**“Los Herederos”, dirigida por Eugenio Polgovsky y producida con el apoyo del Fondo Hubert Bals de Holanda y Visions Sud Est de Suiza, se estrenó mundialmente en la pasada 65 Mostra de cine de Venezia y le ha dado a su director el Premio Ariel 2009 al mejor largometraje documental.

Estos días se exhibe en el First Peoples Festival | Prèsence Autochtone de Montreal.. 

** Esta noticia aparece también publicada en Soitu.es y forma parte de las Cartas desde Montreal que tienen un hueco en los Apuntes de Cine y Teatro de RNE.