Retratos (II)
Me hubiera gustado congelar la imagen de esa viejita toda cubierta de negro, no rx anacrónica, no rx puesta por error en las escaleras mecánicas de subida en el metro de Tribunal. Como si al fotógrafo se le hubieran traspapelado los negativos y al revelar superpusiera a una imagen la otra escena sacada de lo rural.
Pero se la veía diestra, rápida, a pesar del bastón, de la postura, del encogimiento que da la edad, el pelo blanco en coleta y el mar de arrugas. Será esa agilidad que da el instinto de supervivencia que impone la ciudad.
¿Cuantos cambios no habrán visto esos ojos? Y me pregunto si yo, aquí, no estaré desarrollando esa destreza de la presa ante el depredador; ese caparazón que me proteja de las inclemencias externas, de los peligros y amenazas de un mundo hostil ajeno al mío. O a lo mejor termino por volverme inmune o automatizo esas rutinas abstractas.
Mientras se pierde, pequeña, escaleras arriba, pienso que esta ciudad, la ciudad, nunca deja de sorprenderme.
Publicado: marzo 3rd, 2009 en retratos.
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