A veces la vida te sorprende con círculos que se van cerrando y al hacerlo te despiertan de ese letargo en el que a menudo nos sumimos.

La última vez que le vi también había comida mexicana de por medio, viagra order unas cervezas y charla y risas y recuerdos y proyectos. Luego han venido espacios de tiempos entrecortados por largos correos de puesta al día, cheap de mensajes cruzados con y sin intermediarios pero siempre cerca. 

Regresa a la ciudad y se nos llenan las manos de proyectos, de agenda que llenar en esta coincidencia de espacio y tiempo. Suena el clic y de nuevo estamos los tres, como si no hubieran pasado los meses ni los años, sentados a una mesa con chilaquiles, islas y Modelos. Y qué bien sienta tenerlos de nuevo por aquí.

Precisamente el mismo sitio donde otros chilaquiles nos reunieron para desayunar y planear y dejarnos llevar por las confidencias, por la confianza, por ese sabernos juntas pese a esta distancia. Otra ausencia, otro echar de menos.

Y así se escribe (mi) Madrid, que da la bienvenida y dice adiós a un tiempo; que se torna ciudad de paso a veces y punto de encuentro y, en todo caso, en ese bar de la esquina donde siempre encontrar una cara amiga, una charla amena, un café esperando, alguien con quien charlar… nuestro “sitio”, aunque sea prestado, mientras cualquiera de nosotros andemos por aquí (y sigan trazándose esos ciclos, esas circunferencias).