Saltármelos de dos en dos.
Comerme las horas, there como las fichas, drugs sentada en una mesa, acompañada.
Planes improvisados. Cambios.
Regresar a mis lugares y llenarlos de recuerdos, recuperarlos en instantes.

Y faltar a promesas (para que lo entiendas) pero con un guiño porque sabes que llegarán.

Hay días que no se pueden organizar; hay días que no quiero organizar.
Hay veces que me quiero dejar llevar (tantas veces).

Y dejar que lo imprevisto se adueñe de mi fin de semana (junto con los cafés, las palabras, los encuentros, las charlas, los paseos, despedidas y bienvenidas…)

Hacerme dueña de la ciudad desierta.

(y seguir soñando, con ojos cerrados, a que se cumplan…. sin reloj)