De repente aparecen como las notas apuntadas en las esquinas de las servilletas de papel, site trozos de periódicos, tarjetas de rincones especiales, sobres de azúcar. Y se vienen los recuerdos de un paseo, de una charla, de descubrir ciudades desde otra perspectiva.

Una tarde en Barna. Una visita al museo, perdernos por el Raval, confesiones, planes que se tornaron posibles y reales. Ejes que dibujo.

No sé qué será dentro de 150 años. Seguíamos el discurso de la conversación y pensaba, meses después (y no hace tanto), en relación con el café de vuelta a casa,  si seguiremos temiendo la desaparición de los libros, del periodismo impreso en pos de lo digital.

Apunté mentalmente mientras le sumaba esos interlocutores con los que me gustaría pasar horas de charla con el debate sobre la mesa.